Antes hemos hablado del concepto de bruja verde, el cual hace referencia a la persona que cultiva una de las tradiciones de brujería natural al utilizar el poder de las plantas y su conexión con la Tierra para su arte. Ahora es turno de conocer un poco acerca de las ya famosas brujas de cocina. El término no deja espacio para la duda, pues,en efecto, este tipo de bruja hace de su cocina el espacio ideal para la magia. Pero, su trabajo va mucho más allá de la simple preparación de guisos o pociones en un caldero. Alejada del estereotipo, la bruja de cocina centra su práctica mágica en las labores de la vida cotidiana. De acuerdo con su filosofía, su espiritualidad, sacerdocio y magia se sustentan en la creencia de que su espacio vital (su casa o lugar de trabajo) es su templo y cada una de las acciones que emprende forma parte de un ritual que honra a la divinidad. Una bruja de cocina es tan sensible que encuentra lo sagrado en lo mundano y lo honra de manera sencilla, pero muy significativa. Así que atesorará los placeres y enseñanzas que las actividades diarias traerán consigo.
El camino de esta bruja es un sendero espiritual que hace honor a la Diosa en muchas formas, aunque la transformación de la materia es la más característica. La bruja de cocina convierte su hogar en un espacio mágico, siempre bendecido, donde todo es posible, donde se halla el descanso y la sanación. Uno de sus principios es que la comida es sagrada y vivificante; una ofrenda de amor y una expresión de prosperidad. De ahí que dedique su tiempo y esfuerzo mayormente a cocinar.
La brujería de cocina suele ser una práctica muy íntima, casi solitaria, además de autodidacta. Sin embargo, siempre cuenta con el respaldo familiar. Las madres enseñan a sus hijas y así los conocimientos son heredados de una generación a otra. Los objetivos de este tipo de brujería son la protección, la armonía doméstica, el bienestar de los seres queridos y la demostración de gratitud y respeto a los dioses por las bendiciones recibidas. Las herramientas corresponden a los típicos utensilios de cocina, mientras los ingredientes son naturales y han sido elegidos ya sea intuitivamente o en concordancia con influencias planetarias.
La bruja de cocina hace posible la magia con platillos y bebidas creativos (que siempre atienden a las propiedades mágicas y medicinales de los ingredientes, y simbolizan la alquimia transformadora y nutritiva que facilita la vida en el planeta); con los productos de limpieza (que suele elaborar con recetas caseras a base de hierbas y flores); con la decoración y la elaboración de artesanías o de manualidades; con rituales con escobas y el cuidado del jardín, entre otras cosas. Por tanto, puede decirse que la bruja de cocina es elemental y recupera las raíces de la brujería antigua y la magia popular; es pragmática y no está interesada en preparar un complicado montaje para su culto y trabajo mágico. En cambio, lo que sí busca es reconocer la presencia de lo divino en todas las cosas, por más simples que sean.
Crédito de autor: Alanna Luna
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