Fernando Higueras
“La arquitectura va con treinta años de retraso respecto a
la pintura”
Su obra confunde, su discurso hiere y, entre el delirio y el
genio, su personaje todavía nos seduce. Fernando Higueras es, a sus 73 años,
uno de los personajes más singulares de la reciente arquitectura española.
Odiado y admirado a partes iguales por la crítica y por sus compañeros de
profesión, habla en esta entrevista de su trabajo, de lo que se está haciendo
en España y de sus perspectivas como arquitecto, consciente de que ha sido él
mismo quien se ha ido cerrando puertas. Aunque así “soy multimillonario en
tiempo”, dice.
No hay tipografía ni signos de exclamación suficientes que
plasmen en un escrito la voz de Fernando Higueras. Tampoco guión de una
entrevista que soporte la avalancha de datos, anécdotas, proyectos y alabanzas
que arroja la mente y boca de Fernando. A mitad de camino entre el genio y el
loco, vive en un espacio de dos alturas completamente enterrado, un auténtico
museo con proyectos, fotos de maquetas, programas de conferencias, pinturas
propias y ajenas, libros, esculturas, dibujos, croquis… En su
interior reina el silencio, la acústica es impecable. El mito de la CAVERNA,
LA CAVERNA DEL ARTISTA, "mi residencia de artistas", la cueva, que, a
pesar del nombre, es un espacio diáfano, luminoso y mágico. La luz cenital
inunda su casa subterránea en la calle de Maestro Lasalle 36 a través de un
gran patio a doble altura con un enorme lucernario a base de cuatro claraboyas
desde donde se descolgaba la vegetación del jardín, y que es punto de
ventilación e iluminación de todas las estancias, a las que proporciona una luz
tamizada y constante. Refugio del genial artista, el "rascainfiernos"
(le gustaban los juegos de palabras, las Bellas Artes eran las Birrias Artes, y
cuando en su caótico discurso divagaba le echaba la culpa a un supuesto
alféizar, por alzhéimer) convertido hoy en la Fundación Fernando Higueras Díaz,
y presidido por Lola Botia, colaboradora y compañera del arquitecto hasta su
muerte.
Fernando Higueras (Madrid, 1930 - 2008) es único como
arquitecto y persona. Comienza sus obras a principios de los 60, y desde
entonces, siempre a contratiempo, ha trabajado los mismos temas, lecturas
personales de la naturaleza y la geometría. Su trabajo fue muy reconocido y
alabado y actualmente olvidado.
A pesar de su exceso, el loco divino nunca se comió al
arquitecto. En sus soluciones siempre hay orden y belleza, siempre está presente
la naturaleza y la vida. Incluso la cueva tiene la mejor virtud de la buena
arquitectura: invita a quedarse.
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