La Práctica del Oficio y el Arte Alrededor de un Fuego: Everyday Sacred Hearth and Home Witchcraft & The Sagewordsmith Soul and the Art of Storytelling

Repost Maruja vs. Mujer Tierra


maruja.

(Hipocorístico del n. p. María).

1. f. despect. coloq. Ama de casa de bajo nivel cultural.

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Había que empezar por ahí. Porque yo quería hablar hoy sobre la figura de la Maruja, ésa que tanto mal ha hecho a las mujeres que verdaderamente disfrutamos de hacer y estar en nuestro Hogar.
Mirad qué descripción he encontrado en un foro de español para extranjeros sobre la maruja española. La firma un tal Cojo Mantecas y, desafortunadamente, resulta asombrosamente cierta:

"En este foro de vez en cuando se usa el tópico de la "maruja" española que describe la ordinariez del ama de casa de cierto sector de la sociedad española. Para los guiris que no saben de qué estamos hablando envío una descripción de este ejemplar de la fauna ibérica.

· Está casada con un manolo.
· Realiza todas las tareas domésticas (limpiar, cocinar, hacer la compra, etc.) con abnegación y resignación, a veces con orgullo y virtuosismo. Muchas presumen de tener su casa limpísima, "como los chorros del oro" o "como una patena".
· Es aficionada a los culebrones y de ellos obtiene inspiración para bautizar a sus hijos (Christian, Jésica, Cristal, Josua, Jénifer, etc.).
· Considera a su marido y a sus hijos una extensión de su propia persona, se refiere a ellos con posesivos (Mi Isabel fue ayer al cine...) o con dativos de interés (Mi Isabel no me come).
· Tiene un sentido peculiar de la elegancia, ostentoso y llamativo: grandes flores estampadas, colores chillones, pelo teñido de rubio, ropa ceñida y tacones altos.
· Se expresa con incorrecciones sintácticas, aunque le parece mal que se utilicen tacos y recrimina a los que los usan en nombre del buen hablar. Además suele comunicarse a grandes voces.
· Es cotilla, indiscreta y criticona, aunque se define a sí misma como una persona moderada.
· Es una gran consumidora de revistas del corazón, compra una o más semanalmente en el kiosco o las lee en la peluquería.
· Se preocupa mucho por su salud y su aspecto general. Consume gran cantidad de productos milagrosos para adelgazar, para fortalecer el pelo, para reducir las arrugas, para... Cuando una maruja cae enferma soporta la situación con resignación y, si su estado lo permite, sigue con sus quehaceres habituales.
· Su vida es un escaparate: cuenta detalles muy íntimos a simples conocidos o a personas que apenas trata.
· Entra en todo tipo de competiciones verbales: si alguien dice sufrir una enfermedad, ella sufre una más grave o conoce a alguien que estuvo al borde de la muerte; si alguien dice haber gastado una cantidad de dinero en algo, ella menciona otra compra más dispendiosa (o más económica si se trata de demostrar el buen ojo para las gangas).
· Muchas de ellas son católicas practicantes, sobre todo, las de mayor edad. Asisten a misa como mínimo una vez por semana y tienen devoción a esta o aquella imagen religiosa.
· Los Morancos son un dúo de humoristas que utilizan el estereotipo de la maruja en sus números; son muy populares en televisión."


Y éste otro, en Realidad literal, donde la autora se queja de tener que integrar el rol-maruja en su sexo-mujer, como si en esto consistiera forzosamente el comportamiento femenino...

"YO, MARUJA: NO, GRACIAS

Definición de Maruja: persona que se pasa buena parte del día hablando por el deslunado a voces con las otras marujas, entre sus máximas preocupaciones se encuentra: que la casa esté bien limpia y ordenada, la comida esté a su hora, los niños vayan al cole muy guapos..."

Ahí es donde quiero ir a parar. Marujas hay en todas partes. He visto montones de marujas sentadas en elegantes sillas de oficina, detrás de la mesa de un aula de colegio, recorriendo las calles con taconazos y carpeta de comercial, vendedoras, planchadoras, decoradoras, gerentes, charcuteras, abogadas, cajeras, administrativas, esteticistas, jefas de departamento, directoras de multinacional... Quiero decir, la maruja no está necesariamente en casa.

Ocurre que siempre ha habido marujas. Mujeres más interesadas en la vida de los demás (ya sea a través del cotilleo, las telenovelas o las revistas del corazón) que en la propia, sencillamente, creo, por carecer de un universo interior propio. Y de éstas ha habido siempre muchas, muchísimas. Demasiadas. Y ocurre que en otra época, por estar la mujer tradicionalmente ligada al entorno familiar, este arquetipo de mujer podía encontrarse en los confines de su casa. Y, sencillamente, que con el cambio de época, a muchas de las herederas en cuanto a carga filogenética del prototipo maruja las encontramos actualmente en distintos puestos de trabajo. Pero eso es todo.

Y ahora voy con el tipo de mujer que me interesa y del que también ha habido siempre, aunque en menor cantidad, y que se ha visto muy perjudicado por el impacto del anterior en el imaginario colectivo. La mujer que se siente genética y espiritualmente vinculada a la Naturaleza, a la Tierra. Heredera de un legado ancestral y precioso que es preciso conservar y legar a su vez... que recuerda haber recolectado, majado y cocinado los alimentos alrededor de un fuego, compartido historias con otras mujeres de su tribu, hermanas, madres, tías, hijas, abuelas, amigas... Que aún sin haberlo vivido todavía anhela desde el principio vivir en contacto con la naturaleza. Que tiene instinto como los demás animales. Que habla un discurso que reencuentra en voces y textos del pasado... /en el pasado que ha huído de la tierra/ como dijo el poeta inglés A. O'Shaughnessy, y que la animan a seguir adelante y descubrir su propósito en el mundo. Que guarda el primitivo recuerdo de la alegría del tacto de la lluvia en la cara, de lo reconfortante de la tierra húmeda bajo unos pies descalzos.... Y de vivir en chozas, cabañas, casas... pero no pisos, ¡hormigueros de cemento en el aire! Repiten que hay que vivir con los pies sobre la tierra, ¡qué ironía...! Eso se perdió hace tiempo. ¿Por qué no buscamos de dónde viene esa expresión? No hay gente más sabia que los mayores sabios (no se es sabio por ser mayor), con más sentido común. Me encanta oír hablar a los abuelitos, con sus consejos prácticos sobre cosas sencillas y cotidianas... cómo preservar el pan en su punto, en qué momento justo recoger unos tomates de huerta o unas uvas, cuánto tiempo hay que esperar antes de lavarse con un jabón casero para que no pique la piel, cómo elaborarlo, y compota de higos, de arándanos, de madroños... y destilar sus licores, orear embutido si lo comes, qué parte de la madera de un tronco debes evitar trabajar si lo talas... qué alimentos son realmente ricos en vitamina C y previenen los catarros estacionales y el porqué de esta lógica natural. Qué hierbas atesoran qué propiedades curativas. Escuchar lo que tu cuerpo te dice (porque el cuerpo tiene sus razones). Preguntarte por qué calla cuando no responde. Por qué salen los caracoles. Saber qué vaticina el viento... ¡Tantas cosas...!


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